El día grande de los Rodríguez

Cuanto anhelaba yo estar en noche buena en casa de los Rodríguez, no había una noche como aquella tan maravillosa en todo el año, juegos, regalos, música y mis mejores amigos, que más se podía pedir.
Todo comenzó hace mucho tiempo para allá para el 1981, mi hermano era amigo de un muchacho que se llamaba Eduardo, le decían Dua de apodo, y como sucede a menudo el apodo es el que se queda y del nombre nadie sabe. Para aquella época corrían bicicleta iban al monte y una fiebre de correr “muribugy” en la playa, y yo sacio por ir pero no me invitaban porque era chiquito, así llegue a saber de otro hermano que se llamaba Miguel pero que también tenía otro apodo Chaye.

Este Chaye trabajaba como químico en una Destilería y esto me abrió el entendimiento para saber que estudiar, me gustaba ser químico, sabía que había que estudiar duro, yo estaba en escuela superior precisamente en el 10, me esforzaba al máximo para sacar buenas notas y así poder estudiar en la universidad y ser alguien, mi hermano hizo buena amistad con él y salían todos los viernes para Arecibo, era como una cosa secreta, así me entere que estaba yendo a otra iglesia de vez en cuando, a mi me sorprendió ya que estaba seguro que la Iglesia Católica era la verdadera y no había otra, esto me intrigaba y estaba deseoso por asistir a esas reuniones, pero como antes, era muy chiquito para ir, pero ocurrió algo bueno , por primera vez asistí a su casa en navidad y vi como celebraban noche buena, todavía recuerdo un juego en que le decían a todos el nombre de un animal en secreto y todos a la vez tenían que imitar el ruido que hacia ese animal, pero era una broma, solamente uno tenía el nombre de un animal, los otros se quedaban callados y ese solo hacia el ruido quedando en ridículo, gracias a Dios a mi no me dieron ningún animal porque si no hubiera quedado avergonzado, luego hacían un intercambio de regalos, hacían un sorteo en Acción de Gracias, en donde ponían el nombre de todos los familiares y los ponían en una bolsa, y todos metían la mano y sacaban un nombre, le tocaba a esa persona regalarle en noche buena, yo vi todo esto y lo compare con mi familia que no había nada de esto.
Según fue pasando el tiempo las fiestas se hicieron más sofisticadas con más sorpresas, ya habíamos estudiado y trabajábamos, había chavos para comprar ropa buena y mejores regalos, me acuerdo de una noche buena que los regalos se hicieron a son de bomba, que tiempos aquellos. Luego se hacían el juego del tesoro, en este se daban claves para que los participantes dieran con el tesoro, luego Dua trajo otro juego que fue el palo por muchas noche buenas, este consistía en pagar un dólar por una llave y ponían el dinero en una caja que se abría con las llaves que habíamos comprado, hubo ocasiones en que el premio era casi de 100 dólares. Todos esperaban con ansia cual sería la sorpresa para la próxima noche buena.

Entre esas sorpresas hubo mariachis, un músico que cantaba y tocaba, buena comida, la forma más original de entregar un regalo, en fin esta familia se le ocurría casi de todo, y yo como observador y participante del evento, y no faltaba nadie, no importa siempre estaban todos allí y con la mejor ropa, como si en un hotel o en un gran lugar, pero así era, no solo yo si no todos los asistentes traían su mejor ropa, no se podía repetir, siempre había que estrenar, no se podía quedar uno atrás. Pero siempre uno encontraba al otro mejor vestido, con mejores zapatos, o camisa, era un reto ir a la altura de aquel evento social en casa de los Rodríguez, hubo veces en que buscar un pantalón era todo un reto, yo era size 29 y de largo 32, imagínense lo difícil que era, buscando en el departamento de niños ya que en el de los adultos comenzaba en 30 y el de niños terminaba en 29, lo conseguía de ancho pero no de largo y viceversa.
Algo que si era buenísimo era cuando se comenzaron a hacer dramas de navidad, los ensayos, la ropa, era más divertido y emocionante prepararse y ensayar que el mismo día del drama, y había mucho talento ya que preparar el escenario era todo un reto, y como sucede en estos casos yo tenía un tío que trabajaba en una fabrica de cartón, en estas fabricas se compraban unos rollos de papel que cuando se acababan le llaman colilla pero que todavía le queda bastante papel, pues con estos rollos se preparaba parte del escenario y yo era parte importante de este evento y me sentía importante ya que pensaba que si yo no aportaba esto ellos no lo podían conseguir, en otras palabras era indispensable, o por lo menos para mi así era. De estos dramas hay algunos que son inolvidables, siempre recuerdo aquel que se preparo con las canciones de Chuito el de Bayamón, y de cómo se escogían los actores, luego del drama los comentarios, que, siempre eran positivos, ya que solo había un sólo drama, pero no se qué pasó, que esta costumbre se acabó, así como empezó,también terminó, esto me pone a pensar en todas las costumbres que tenemos, a veces se siguen costumbres que son buenas, pero no sabemos el comienzo, pero lo bueno es que están ahí para nuestro bien o a veces para nuestro mal.

Esto que sigue ahora es la parte más triste de este relato, después que ella se fue, sentí que ese día perdió brillo, ya nunca fue igual, se intentó, pero ya no era igual. Aunque no era mi madre he sufrido su ausencia, quiero hacer un paréntesis y expresar lo que opino de esa gran mujer que le apodaban Doña Milla, que nombre para definir espíritu, alma y cuerpo. Según fui yendo a casa de Milla fui escuchando su historia, como quedo huérfana a los 12 años como tuvo que dejar su hogar y vivir en casa de otra gente y allí aprendió a trabajar no como una niña sino como una mujer o no me gusta esta frase como una sirvienta pero sin paga, bueno le daban alojamiento, luego de tanto sufrimiento sus medios hermanos se quedaron con toda su herencia, y lo más increíble es que nunca guardo rencor contra esos medios hermanos, y lo mas importante no le ensenó a sus hijos a tener rencor ni odio a esas personas, así que Doña Milla les dejo la mejor herencia que se puede dejar que es una herencia de honor, que no hay chavos que compre esa herencia ni pillo que la robe ni abogado que nos la quite, yo aprendí de su sabiduría, muchas veces me quede hablando con ella y escuchando, ya que a su edad ven lo que realmente es importante en la vida. Me acuerdo de una vez que trate de predicarle y pasa lo que resulta que ella fue la que me predico, ella tenía la verdadera teología que es la de la vida, vivir lo que se cree, me fui pa’ casa avergonzado, ahora que ya no está la miro y la comparo, no me critiquen con la madre Teresa de Calcuta. Bueno para que entiendan Teresa murió y dio ejemplo hasta el último momento, nunca cedió sus principios y de igual manera Milla murió y nunca cedió sus principios, yo quisiera el día que muera que alguien diga igual de mi, y las veces que hable con ella era un caudal de sabiduría y de fe en Dios, fe probada en los momentos más pobres de Puerto Rico, y de cómo nunca les falto el pan de cada día y como Dios le proveía todo lo que necesitaban, nunca de sobra sino lo necesario, al escuchar tales historias no me queda otra que quedar admirado por la fe y tenacidad de cómo le decíamos de amor y respeto Doña Milla.
Las noches buenas siguieron pero otro azote esperaba a esta familia, milla se fue el 12 de Noviembre y en esas próximas Navidad no hubo noche buena, y para colmo la hija de ella Marta estaba muy enferma, pensábamos que era un espasmo o algo así, que la vesícula, pero resultó una pesadilla, era cáncer de hueso, que dolor, a esto le siguió un año de dolor, no quiero abundar en esto ya que aun recordarlo me duele, solo diré que en las próximas navidades Marta esta entubada esperando el triste desenlace que ocurrió el 22 de febrero, para sumar las próximas navidades sin Marta se hizo un intento por recuperar el espíritu pero no era igual, para esta época por cosas que no voy a explicar aquí comencé a alejarme poco a poco, así que no las viví como antes, sí, con gran tristeza las cosas cambiaron, el otrora gran día de los Rodríguez era igual al de los demás, y rápido uno piensa que los años de antes eran mejores, pero en este caso tengo que admitir que sí, que los años pasados fueron mejores, ya no podemos traer de vuelta a los que se fueron, llegaran otros pero los que se fueron siempre harán falta.

Cuando parecía que todo iba a mejorar, otro azote, en esta noche buena del 2009, no hubo mucho de bueno, estuve en ella, y no encontré el gozo de antaño, había otra ausencia, una vida segada en la flor de la vida, cuando una vida llega a su fin y ha cumplido su propósito no hay tanto pesar cuando se va, pero cuando se va y uno sabe o por lo menos pensaba que todavía no era hora, queda una tristeza en el alma, meditando en esto llegue a la conclusión que el futuro quizás nos añada nietos, sobrinos o amigos pero también nos quita abuelos, tíos y padres, voy a disfrutar de los seres humanos que Dios ha puesto a mi lado, porque puede ser que mañana ya no estén y no quiero tener pesar por ello, así que he escrito este pequeño relato para celebrar tener tan buenos amigos que Dios me ha dejado tener, así que a todos ustedes muchas gracias por dejarme colarme por una esquinita y compartir con ustedes, como dice la mujer Sirofenicia en la biblia que aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa. Les exhorto a seguir unidos como familia y siempre estaré agradecido a Dios por ustedes, a Cano, Fredo, Millin, Chaye, Boje, Mariana, Juana, Joaquín, Felin, Dúa, Marta, Sonia, Tere, Chivi, Don Carmelo y Doña Milla, a los sobrinos y nietos.